viernes, 29 de junio de 2012

30 años de la primera marcha del Orgullo LGBT en Colombia


La primera Marcha de las Minorías sexuales en Colombia, que conocemos actualmente como del Orgullo LGBT se realizó en 1982. Por tanto, se cumplen 30 años de haber salido a la calle una expresión que por años fue considerada delito; por eso sólo fueron 30 las personas que marcharon. El MLHC Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia, el Grupo de Estudio por la Liberación de los Güeis y la Revista Ventana Gay fueron los convocantes. Dice Manuel Velandia Mora uno de los organizadores y cofundador del Movimiento de Liberación Homosexual en los años 70s que "se escribía Güeis como una posición antiamericanista (del norte), era un hecho político no ser Gay, sino minoría sexual, como también lo es ahora ser marica".
REPRODUCIMOS DATOS DE ÉSTA FECHA HISTÓRICA Y ARTÍCULO DE UNO DE SUS PRINCIPALES PROTAGONISTAS EL ACTIVISTA AHORA EXILIADO MANUEL ANTONIO VELANDIA MORA, SOCIÓLOGO Y COFUNDADOR DEL MOVIMIENTO LGBT EN COLOMBIA.
MARCHA 1982
consigna lema: saltemos por la ventana
Trayecto recorrido: Plaza de Toros de Bogotá (carrera 7ª calle 30 a calle 20) a Plazuela de las Nieves
Organizadores: Manuel Velandia, Guillermo Cortés. Revista Ventana Gay. Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia
Número estimado de participantes: 30 hombres
Financiamiento y apoyos: Revista Ventana Gay. Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia, GELG Grupo de Encuentro por la Liberacion de las Gueis.
Estrategias de publicidad: Articulo en la revista Ventana Gay. Volantes en los bares y lugares de encuentro
Conmemoraciones u homenajes especiales: Encuentro Gay Latinomaricano.
Cobertura medios de comunicación: Revista Semana (articulo), Televisión, informes de agencias internacionales y nacionales de noticias, El heraldo de Barranquilla.
Situaciones imprevistas/indeseadas sucedidas en la marcha (reacción negativa de algún grupo, contramarchas confusiones): La policía envió 100 de sus agentes, quienes uniformados para una acción antimotines se hicieron a lado y lado de la vía.
Notas: Cierre con apoyo del Sindicato de trabajadores de la ETB, quienes nos facilitaron tarima y sonido. Intervenciones de León Zuleta y Manuel Velandia.
Marchamos con la cara pintada con el número de nuestro documento de identidad y un triángulo rosa. Dos pasacalles con los slogan "Ni delincuentes ni antisociales, simplemente homosexuaqles", y "Madre si tu amas a tu hombre, deja que yo ame al mio". Presencia de delegados de Medellin, Nicaragua y Venezuela. Dos
travestis trabajadoras sexuales se acercaron a la tarima y nos entregaron dos ramos de flores. Velandia tomo el suyo y de lo dio en la tarima a comandante de la policia dandole el agradecimiento por su presencia y apoyo y en homenaje a los policias homosexuales que no podian estar en la marcha sino acompañando
desde fuera de ella.

¿A qué le teme la iglesia al carnaval de "maricas" o a la marcha política con 30 años de historia?
por MANUEL  ANTONIO VELANDIA MORA


Liberación, liberación ¿Para qué? titulé al primer manifiesto por los derechos de los homosexuales publicado en Colombia. Eso fue el 28 de Junio de 1979 y lo publicamos en la Revista Ventana Gay que era realizada por el Grupo de Encuentro por la Liberación de los Guëis, una organización miembro del MLHC Movimiento de liberación Homosexual de Colombia.
A pesar del paso del tiempo, como uno de los fundadores originales de dicho movimiento, debo decir que este país sigue siendo casi tan godo y retrasado como hace treinta años. Se han dado muchos grandes avances en el reconocimiento de los derechos LGBTI, pero estos han sido evoluciones legales de las cuales muchas siguen sólo en el papel.Igual que en 1979, aún los curas desde sus púlpitos nos tachan de degenerados y las viejitas rezanderas de aquel entonces no se diferencian mucho de las que se escandalizarán este año con las marchas y carnavales que pasará por las calles de las principales ciudades en los próximos días.
Cuando los closets no tenían puerta
Treinta y tres años después del primer manifiesto, algunas de las situaciones allí plantadas siguen siendo las mismas, veamos solamente un párrafo (del cual me siento aún orgulloso de haber participado en su redacción): “Nuestra liberación consiste en conquistar gran cantidad de reivindicaciones, en ser aceptados socialmente en nuestra real identidad: seres normales, aun cuando no respondamos a la normalidad estipulada por los celosos celadores del orden dado, en una sociedad, que pretende encarrilar castrando cualesquier posibilidad que atente contra sus "principios morales", puestos para salvaguardar el "orden natural" que nos aliena sexual y políticamente”.

Por supuesto el procurador era otro, los jerarcas de la iglesia católica y los senadores casi los mismos, el conflicto interno ya casi cumplía sus primeras dos décadas, los estudiantes universitarios éramos vulnerados en nuestros derechos de forma similar que a los trabajadores. Igualmente cuestionábamos a la familia que en su desarrollo ideológico nos programa para desempeñar roles preestablecidos y a la religión que identifica el placer con pecado, potenciando complejos de culpa que transforman en inadmisible el goce total.
Ya se intentaba curar la homosexualidad; en ese entonces se hacía con electrochoques, una forma casi tan violenta como las que actualmente utilizan algunos líderes cristianos. Miembros de la policía de la época chantajeaban a los homosexuales y ya había grupos paramilitares que hacían limpieza social asesinando homosexuales y travestis trabajadoras sexuales.

Tan solo estábamos discutiendo la despenalización de la homosexualidad, que se logró un año después (1980), pero igualmente muchos estábamos y seguimos convencidos de que cambiar la norma legal no cambia la cultura y que de nada sirve tener derechos si solo algunos cuantos los hacen valer.
Lo que no se puede negar es que al crear el GELG Grupo de Estudio por la Liberación de los Güeis, posteriormente el MLHC Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia y la Revista Ventana Gay  dimos un paso substancial en la lucha por los derechos humanos en Colombia y Latinoamerica. 
En Colombia se han logrado muchos e importantes cambios jurídicos, es el resultado de considerar que una buena parte de la lucha debiera ser legal, por lo que los liderazgos reconocidos parecieran estar relacionados con ser abogados y no con ser sujetos sexuados.
La iglesia, al parecer, insiste en no perder uno de los últimos pocos rincones del hogar sobre el cual no ha perdido poder (la alcoba), y por tal razón sus objeciones ante las marchas gay no creo que sean realmente una “defensa de la moral” sino un discurso político para evitar que la cultura cambie. La pregunta que titula este post quiere llamar la atención a que pareciera que la iglesia y no la cultura es el enemigo a transformar. No niego que tener un Monseñor Procurador ha logrado unir en un solo estamento lo religioso y lo legal, pero la cultura (incluyendo la iglesia) somos todos y así como logra influirnos igualmente podemos transformarla.
Al movimiento de las minorías sexuales en Colombia le hace falta más poder en todo orden pero para servir a la comunidad desde el poder hay que ser reconocido por la misma no solo como un defensor de sus intereses, sino sobre todo como un abanderado de los mismos. A la lucha en Colombia le falta arte, creatividad, diversidad, sensibilidad social, pero sobre todo le falta base social.
La historia que no se conoce se repite 
La primera actividad de visibilización como movimiento nacional de minorías sexuales no fue un carnaval sino una marcha política realizada el miércoles 30 de junio de 1982 –como culminación de un evento teórico-político-sexual latinoamericano que se inició en Bogotá el lunes 28-, con una gran diferencia a las que se realizan ahora: tal vez por ser muchos más pocos y todos militantes, para nadie era ajeno el tema político que la convocaba.
Me he preguntado muchas veces porqué la lucha política deriva en carnaval y la respuesta tendría que ver con que éste, que ya no se realiza exclusivamente en el tiempo previo a la cuaresma sino en cualquier época del año, es una celebración pública que posibilita la permisividad y cierto descontrol, en el que es posible la sátira y la crítica a los estamentos de poder y la exposición pública de los problemas más relevantes en ese momento en la sociedad.
El problema radica en que en Colombia los carnavales de las minorías sexuales parecen haberse centrado en lo lúdico y no en lo político; en la posibilidad de lucir el maquillaje, el peinado, los accesorios, las siliconas, el cuerpo, cosa muy creativa y transgresora por cierto, pero dejando de lado el peso político de la transgresión al no estar ésta acompañada de un discurso coherente que lo soporte.
De eso no se puede culpar a quien no ha tenido una formación política sexual sino a las organizaciones que se aprovechan de estas personas para hacer bulto y atraer público y no en su apoyo como seres marginales y marginados víctimas de la exclusión social. En Colombia, en algunas ciudades se realizan dos actividades, hecho que no sucede ni siquiera en ciudades mucho más grandes o con mayor participación como México, New York, Rio de Janeiro o Madrid.
Que dos hombres bailen juntos, ya no es motivo de cárcel en Colombia como en 1979. Pero aún seguiremos marchando hasta que podamos tener los mismos derechos de cualquier ciudadano. Y así como los curas ya no atacan a los negros en sus sermones, algún día dejarán de tratarnos como pervertidos y no nos harán más zancadillas políticas.


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